sábado, 8 de mayo de 2010
-Schopenhauer-
(...) a él ya nada le puede agitar, pues ha cortado los mil lazos con que la voluntad nos ata a la tierra y que bajo la forma de concupiscencia, de miedo, de envidia o de cólera, nos conmueve en todos sentido. Contento y risueño mira ya esos espejismos terrenales que antes tanto le conmovían y agitaban y que ahora le dejan indiferente, como las piezas del ajedrez después de la partida, o como los trajes de máscaras arrojados por la mañana en el guardarropa después de haber palpitado bajo ellos la noche de carnaval. La vida y sus formas flotan ante nuestros ojos como sombras fugitivas, como ante los del durmiente al despertar flota el ensueño ligero de la mañana a través del cual se dibuja ya la realidad y que por lo mismo no puede engañarle. Al igual que este ensueño, la vida misma se desvanece suavemente.
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